Olvidé lo que era sonreir.
Tantas y tantas lágrimas caídas que recorrieron hiriendo cada milímetro de
mi rostro dejando unas cicatrices invisibles que jamás seré capaz de curar del
todo.
Esas lágrimas que como afiladas cuchillas borraron poco a poco cada rastro
de mi pequeña y mentirosa sonrisa.
He olvidado lo que era sonreir.
He olvidado aquello por lo que merecía la pena sonreir.
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